El equipo de exploradores Mlynki se internó 12 metros bajo tierra solamente con una bolsa de provisiones y la cámara del fotógrafo. . Foto: Caters.
La cueva está en la región de Ternopil y es conocida porque sus paredes están cubiertas de cristales de yeso de diferentes colores que brillan con la luz. Foto: Caters.
El equipo tenía especial cuidado de no tocar los cristales de yeso porque en el contacto se puede transmitir un hongo que destruye las centenarias formaciones. Foto: Caters.
El fotógrafo descendió por la cueva a través de estrechos paisajes con la ayuda de cuerdas. Tanto él como el resto del equipo dedicaron horas a explorar los laberintos que hay en el fondo de la caverna. Foto: Caters.
Después de arrastrarse durante horas, el fotógrafo comentó: 'valió la pena. Es muy difícil describir mis primeras impresiones de la cueva y es imposible traducir su belleza en palabras'. Foto: Caters.
En la exploración, el equipo tuvo que atravesar agujeros profundos, amplias galerías llenas de murciélagos y salones repletos de cristales de yeso. 'Fue largo y difícil y además teníamos mucha sed', detalló el fotógrafo. Foto: Caters.
Las luces del equipo de exploradores crearon un efecto de cuento de hadas cuando se reflejaban en los cristales de yeso. Foto: Caters.
Oleg comentó que la sensación dentro de la cueva es como estar en otro planeta. Foto: Caters.
A la luz de las velas, los cristales de yeso creaban el efecto de un arcoíris subterráneo. 'Parecía que estábamos viendo la salida del sol en Marte', relató el fotógrafo. Foto: Caters.
No hay comentarios:
Publicar un comentario